jueves, 23 de noviembre de 2017

Nuestra Patria Espiritual

Todos nacemos en algún lugar, todos hemos sido concebidos por una madre y un padre, todos somos parte de un grupo social, todos conformamos nuestra patria, nuestra nación, nuestro folclore, nuestras costumbres y tradiciones, nuestra humanidad.

La patria no la escogemos nosotros, nacemos en ella, fuimos puestos en este lugar y en este momento porque el Señor así lo quiso y debemos proponernos encontrar nuestro propósito en la vida. Ese porque estoy aquí y ahora, porque existo, porque aquí y con que propósito.

En este mes de noviembre, los panameños celebramos los días patrios, días en que conmemoramos nuestras luchas y victorias, nuestros símbolos, nuestra cultura y nuestras tradiciones panameñas. Sin embargo, en este mes nos percatamos que vivimos en un país privilegiado, bañado por dos mares, con exuberantes bosques, hermosos ríos y cascadas, una bio diversidad envidiable y un clima cálido. Un país que reúne múltiples culturas, razas y religiones que conforman un crisol de razas muy interesante.

Resulta notorio el respeto y la devoción con la que las bandas y grupos participan en los desfiles con reverencia y gran honor. Nadie pensaría si quiera un momento en irrespetar la bandera, o despreciar el escudo. De la misma manera que guardamos respeto por las cosas que consideramos parte de nuestra cultura y  nuestra patria, así también debemos rendir honor y gloria a nuestro Señor y Salvador, Jesucristo, a su Madre, a su Padre y al Espíritu Santo por la tan importante misión de traer la salvación al género humano, en otras palabras, guardar respeto por lo Sagrado, la Eucaristía, la Iglesia, los Sacramentos, La Biblia, El Credo, entre muchas otras cosas que contiene el depósito de la fe, el Magisterio de la Iglesia.


Nuestra patria espiritual es todo ese bagaje espiritual que heredamos de nuestros padres, nuestros abuelos y de nuestros antepasados. Hace aproximadamente 500 años se conformo la Primera Diócesis en Tierra Firme y nuestro país tiene el privilegio de ser el escenario de ese momento histórico.


Ahora bien, que ha pasado con ese respeto, ese honor, esa devoción por las cosas Sagradas, decimos ser un país mayoritariamente católico, sin embargo nuestro comportamiento, los niveles de corrupción, de desenfreno, de excesos y demás actitudes no lo demuestran, parecemos cualquier otra cosa, menos cristianos católicos.

Los católicos de hoy están anestesiados, embelesados con lo temporal, lo superficial, lo superfluo, sin embargo, nuestra esencia, nuestra fe y nuestras costumbres cristianas siguen firmes y fuertes, solo hace falta que las reconozcamos, que retomemos el rumbo y que maduremos nuestra fe.

Ya se acerca el fin del año 2017 sin embargo, el año Litúrgico termina hoy domingo, día en que celebramos la fiesta de Cristo Rey del Universo. La navidad es una fecha muy importante porque es el recuerdo del nacimiento del Rey, pero este domingo es igual o más importante porque es donde le damos el reconocimiento y el honor como Rey de nuestras vidas y de toda la creación.

Consagración del género humano al Sagrado Corazón de Jesús

Jesús dulcísimo, Redentor del género humano, míranos arrodillados humildemente en tu presencia. Tuyos somos y tuyos queremos ser; y para estar más firmemente unidos a Ti, hoy cada uno de nosotros se consagra voluntariamente a Tu Sagrado Corazón.


Muchos nunca Te han conocido; muchos Te han rechazado, despreciando tus mandamientos. Compadécete de unos y de otros, Benignísimo Jesús, y atráelos a todos a Tu Sagrado Corazón. Reina, Señor, no sólo sobre los que nunca se han separado de Ti, sino también sobre los hijos pródigos que Te han abandonado; haz que vuelvan pronto a la casa paterna, para que no mueran de miseria y de hambre. Reina sobre aquellos que están extraviados por el error o se parados por la discordia, y haz que vuelvan al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que pronto no haya más que un solo rebaño y un solo pastor. 

Concede, Señor, a Tu Iglesia una plena libertad y seguridad; concede a todo el mundo la tranquilidad del orden; haz que desde un extremo al otro de la tierra no se oiga más que una sola voz: 

¡Alabado sea el Divino Corazón, por quien nos ha venido la salvación; a Él la gloria y el honor por los siglos de los siglos!

Amén.


Esta es nuestra patria cristiana, donde Cristo es el Rey, en un reino donde no existen fronteras, ni distinciones de ningún tipo y que todos estamos invitados al banquete pascual, por medio del cual hemos sido salvados, si queremos y deseamos ser salvados y participar del banquete de la vida eterna.

Celebremos nuestra patria espiritual, agradezcamos a Dios por todas sus bendiciones y en especial por haber enviado a su hijo a darse en sacrificio por nosotros coronándose como nuestro salvador y enseñándonos el camino de la salvación y de su Nueva y Eterna Alianza, el camino del amor, la humildad, la justicia y la verdad.

Recordemos con devoción y veneración a todos los que nos han antecedido en esta patria espiritual que es la cristiandad, tanto en nuestra patria terrenal como en la espiritual tenemos mártires, personas que dieron su vida por defender sus ideales, sus creencias y su fe. Los mártires cristianos debemos honrarlos por ser ejemplo de seguimiento y obediencia a nuestro Señor. Desde las grandes persecuciones de los primeros siglos los cristianos somos perseguidos, atacados, calumniados, humillados, desacreditados, etc. Sin embargo, el mensaje se sigue esparciendo y seguimos llevando el mensaje de vida y salvación de Nuestro Señor Jesucristo por medio de su Iglesia, la Palabra de Dios, los Sacramentos y principalmente por su Divina Misericordia al hacerse pan vivo para nosotros.

Que este nuevo año litúrgico que pronto empieza con el Adviento, nos ayude a comprender y apreciar nuestra patria espiritual, a reanimar nuestra fe u nuestra Iglesia donde todos los cristianos celebramos el nacimiento, la vida, la pasión, la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

Amén