El ser humano
desde sus inicios ha traspasado de generación en generación sus conocimientos,
creencias, costumbres y cultura por medio de las tradiciones, y el ámbito religioso no escapa de esta realidad en
todas las regiones donde el hombre vive y comparte alguna creencia o doctrina.
En el caso de los cristianos la historia de sus Tradiciones proviene de las
costumbres judías, sin embargo, con los primeros discípulos se da un giro
enorme hacia unas Tradiciones distintas que podemos dilucidar en el libro de
los Hechos de los Apóstoles, pero antes veamos algunos detalles en el Evangelio sobre este tema.
Jesús nos dice en
Juan 13:34 “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos
a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros”
Pablo en su Carta a los Corintios 5:17 nos dice “Por
tanto, el que está en Cristo, es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es
nuevo.”
De manera que Jesús
no vino a cambiar la ley pero si vino a darle plenitud, a darle cumplimiento y
a hacer las cosas nuevas.
Uno de los
primeros cambios importantes es el día de culto, los judíos tienen una Alianza
con Dios y lo celebran el séptimo día en memoria de su rescate de Egipto, sin
embargo, este precepto era exclusivo para los Judíos, y los gentiles no estaban
ni están obligados a cumplirlo, ni antes ni ahora. Ahora bien con el Santo
Sacrificio de Jesús, el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo (ya no
solo de los judíos) del mundo entero, es decir Universal (Católico), Jesús
establece la Alianza Nueva y Eterna que es la nueva Alianza con todos los
cristianos. Aunque Jesús fue un judío fiel y estaba bajo la ley, su Alianza no
era para los que se regían por esa ley, la Nueva Y Eterna Alianza era para
todos los que creyeran en Él y en su Nueva Alianza.
Dicha Nueva
Alianza fue predicha en Jeremías 31:31-33. "31.Ya
llega el día -dice Yavé, en que yo pactaré con el pueblo de Israel (y con el de
Judá) una nueva alianza. 32.No será como esa alianza que pacté con sus padres,
cuando los tomé de la mano, sacándolos de Egipto. Pues ellos quebraron la
alianza, siendo que yo era su Señor. 33.Esta es la alianza que yo pactaré con
Israel en los días que están por llegar, dice Yavé: pondré mi ley en su
interior, la escribiré en sus corazones, y yo seré su Dios y ellos serán mi
pueblo."
Ahora bien, en el marco de esta Nueva Alianza
que se pacta en el sacrificio, la muerte y la resurrección de Jesús, entonces ¿cuál
fecha será la más importante para celebrar con alegría y devoción?, ¿la muerte
o la resurrección?. A simple vista se puede deducir que la resurrección, pero,
no es tan simple como parece. Resulta que ambas fechas son importantes pero los
cristianos recordamos el viernes con tristeza y penitencia, y el domingo con
alegría y devoción.
El día elegido por los discípulos para reunirse
y rendir culto entonces fue el primer día de la semana (domingo) como podemos
ver desde su primer encuentro con los discípulos en Juan 20:18-23
"18.María Magdalena se fue
y dijo a los discípulos: «He visto al Señor y me ha dicho esto.» 19.Ese mismo
día, el primero después del sábado, los discípulos estaban reunidos por la
tarde, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Llegó Jesús, se puso de
pie en medio de ellos y les dijo: «¡La paz esté con ustedes!» 20.Dicho esto,
les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron mucho al ver al
Señor. 21.Jesús les volvió a decir: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me
envío a mí, así los envío yo también.» 22.Dicho esto, sopló sobre ellos y les
dijo: «Reciban el Espíritu Santo: 23.a quienes descarguen de sus pecados, serán
liberados, y a quienes se los retengan, les serán retenidos.»"
Y se reafirma en el mismo texto más adelante en
Juan 20:26 "
26.Ocho días después, los
discípulos de Jesús estaban otra vez en casa, y Tomás con ellos. Estando las
puertas cerradas, Jesús vino y se puso en medio de ellos. Les dijo: «La paz
esté con ustedes.”
Algo así como una Catequesis
viviente era lo que estaban recibiendo de Jesús Resucitado cada vez que se
reunían.
En Pentecostés también se reafirma
esta nueva celebración como nos confirma Hechos de los Apóstoles 2:1-3

"1.Cuando llegó el día de
Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. 2.De repente vino del
cielo un ruido, como el de una violenta ráfaga de viento, que llenó toda la
casa donde estaban, 3.y aparecieron unas lenguas como de fuego que se
repartieron y fueron posándose sobre cada uno de ellos."
En el mismo libro, más adelante
se confirman esas primeras tradiciones de los cristianos en Hechos de los
Apóstoles 2:41-42
"41.Los que acogieron la
palabra de Pedro se bautizaron, y aquel día se unieron a ellos unas tres mil
personas. 42. Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la
convivencia, a la fracción del pan y a las oraciones."
Nótese que hacían los Apóstoles
en ese primer siglo:
1- Acudían asiduamente a la enseñanza de los Apóstoles que
eran los primeros días de la semana principalmente, como Jesús les enseñó.
2- Convivían la celebración en
paz y armonía.
3- Compartían la fracción del
pan, la Eucaristía, es decir, el memorial de la Última Cena donde Jesús mismo
estableció su propio culto y su Alianza Nueva y Eterna.
4- Y oraban, como Jesús mismo
les enseño, el Padre Nuestro, y más adelante fueron incorporando nuevas
oraciones como el Credo de los Apóstoles que los caracterizaba y definía como
cristianos. Y siempre en compañía de la Virgen María que siempre estaba para
recordar su primera enseñanza respecto a su Hijo: “Hagan lo que Él les diga”.
Por último con respecto a este punto del
día del Señor, podemos reconfirmarlo en la Carta a los Corintios 16:1-2,
"1.En cuanto a la colecta
en favor de los santos, haced también vosotros tal como mandé a las Iglesias de
Galacia. 2. Cada primer día de la semana, cada uno de vosotros reserve en su
casa lo que haya podido ahorrar, de modo que no se hagan las colectas cuando
llegue yo."
Y también en la Carta a los
Colosenses 2:12-17
"12.Sepultados con él en
el bautismo, con él también habéis resucitado por la fe en la acción de Dios,
que resucitó de entre los muertos. 13.Y a vosotros, que estabais muertos en vuestros
delitos y en vuestra carne incircuncisa, os vivificó juntamente con él y nos
perdonó todos nuestros delitos. 14. Canceló la nota de cargo que había contra
nosotros, la de las prescripciones con sus cláusulas desfavorables, y la
suprimió clavándola en la cruz. 15. Y, una vez despojados los Principados y las
Postestades, los exhibió públicamente, incorporándolos a su cortejo triunfal.
16. Por tanto, que nadie os critique por cuestiones de comida o bebida, o a
propósito de fiestas, de novilunios o sábados. 17. Todo esto es sombra de lo
venidero; pero la realidad es el cuerpo de Cristo."
Todos esos preceptos de la Antigua Alianza, llámese circuncisión, el día
sábado, la celebración de las fiestas, ya no están sujetos a la ley, en especial la fiesta del Señor que ahora se celebra el
primer día de la semana, es decir la Eucaristía o partición del pan, la
partición del Cuerpo de Cristo como alimento para los cristianos y toda la
Iglesia Universal, todo cambia para dar plenitud a la ley por medio del sacrificio de amor infinito de Nuestro Señor. Quien podría pensar que esos primeros cristianos iban a
llevar el Evangelio hasta los confines de la Tierra como Jesús les ordenó. Y aun más quien podría pensar que 2,000 años después sigamos esparciendo su mensaje, su Nueva Alianza, su Cuerpo y su Sangre hasta los confines de la Tierra.
El segundo cambio en las tradiciones cristianas está
directamente relacionado con el primero, y es la forma en que se celebraba el
Culto a Dios. En este punto hay varios factores que nos muestran que la misión Salvífica de Jesús establece una Nueva Alianza y Eterna.
En primer lugar tenemos el
Rasgamiento del Velo del Santuario que se describe en Mateo 27:51-52
"51. En esto, el velo del Santuario
se rasgó en dos, de arriba abajo; tembló la tierra y las rocas se hendieron.
52. Se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos difuntos
resucitaron."
Recordemos que en Santuario
existían dos Velos, uno al que accedían frecuentemente los sacerdotes judíos
para orar y prepara el incienso, y otro que era reservado solo para el Sumo
Sacerdote y solo podía acceder una vez al año en el Día de la Expiación. Este
velo tenía 20 metros de altura y 10 centímetros de espesor, de manera que para
poder enrollarlo se necesitaba de muchas personas. Para su confección los
judíos se basaron en el siguiente texto de Éxodo:
“Harás un velo de púrpura violeta
y escarlata, de carmesí y lino fino torzal; bordarás en él unos querubines. Lo
colgarás de cuatro postes de acacia, revestidos de oro, provistos de ganchos de
oro y de sus cuatro basas de plata. Colgarás el velo debajo de los broches; y
allá, detrás del velo, llevarás el arca del Testimonio, y el velo os servirá
para separar el Santo del Santo de los Santos” (Ex 26 31.33).
Detrás de este Velo lo que había
era el Arca de la Alianza conteniendo el bastón de Moisés y los rollos de la
Torah (La Palabra de Dios)
De manera que al rasgarse el
Velo, no se simboliza el fin de la Antigua Alianza, sino el inicio de una Nueva
y Eterna. Dios nos muestra su rostro, se hace uno con nosotros y sella por
medio del sacrificio del verdadero Cordero y ahora Sumo Sacerdote de los
Cristianos, la Nueva Alianza que nos acerca más al Señor de una manera que nadie
sospechaba que podía ser, haciéndose uno con nosotros por medio de su carne y
de su sangre.
Como se puede notar en el texto,
esta Nueva Alianza conlleva la resurrección de muchos santos difuntos que
siempre creyeron en la venida del Mesías.
Ahora bien, pasaron los siglos y
estas tradiciones siguieron transmitiéndose de generación en generación, sin
embargo, como podemos darnos cuenta, los libros utilizados por estos primeros
discípulos fueron los de la Septuaginta o Biblia de los Setenta, más no existía
un Nuevo Testamento, sino que se fue conformando a medida que se iban
escribiendo los primeros Evangelios y Cartas que para el año 382, bajo el
Pontificado de Dámaso I en el Concilio de Roma, conformaron lo que hoy conocemos como la Biblia, compuesta por el Viejo Testamento y sus 46 libros y el Nuevo Testamento con sus 27
libros. La Biblia entonces paso a ser la Tradición Literaria de la Iglesia.
En resumen, tenemos Tradiciones en
los días de fiesta, principalmente en el día del Señor (los domingos), en la
forma en que se celebraba el culto, ya no con un sacrificio de animal, sino con la
conmemoración del único sacrificio de Cristo donde se instituye como Nuestro
Único y Sumo Sacerdote, y por último en la Palabra de Dios que la Iglesia
reunida en la Unidad de una sola Fe, un solo Cuerpo y un solo Espíritu conforma y aprueba los libros que van a ser aceptados como Revelación de Dios.
Desde el Concilio
del año 382 se ha mantenido intacta la escritura, salvo algunas excepciones de
grupos protestantes que desde el siglo XV y XVI empezaron a alterar y producir
nuevas Biblias incompletas, alteradas y mal traducidas, pero de eso pueden leer más en otro artículo de este Blog dedicado al mes de la Biblia.
Todo esto de las Tradiciones y la Fe nos lleva a reflexionar sobre cómo vivimos en la actualidad nuestra fe y
nuestras tradiciones.
Los cristianos al ir llegando a
nuevas culturas y civilizaciones deben ir adaptando y asimilando dichas
culturas para su debida cristianización, de manera que las personas sin dejar
de ser quien son puedan incorporar el mensaje evangélico a sus vidas y a sus
propias costumbres. En ese adaptarse y cristianizarse, muchos pueblos
paganizaban las celebraciones, añadiendo cosas que no tenían nada que ver con
lo que se celebraba, y al perder de vista el porqué de dicha tradición, se iba
perdiendo el respeto y la devoción por lo que realmente se estaba celebrando.
Hoy día nos puede estar pasando
exactamente igual, celebramos muchas fiestas, pero olvidamos celebrarlas como
es debido. Nos enfocamos en lo exterior, cuando lo más importante es el
interior y si estamos siendo fieles a nuestra misión personal como cristianos,
que es la de llevar la Buena Nueva a todos nuestros hermanos, esparcir la buena
semilla por medio de nuestro testimonio, de nuestra vida y de nuestra fe. No
olvidemos que nosotros no somos la razón de la fiesta, la razón de la fiesta es
siempre Cristo y en Cristo también celebramos a su Santísima Madre, a todos los
Santos Mártires y Santos Seguidores de Jesús que con sus vidas nos enseñan cómo
debe ser nuestro propio testimonio de fe también.
Celebremos nuestras tradiciones,
con fe, devoción, alegría y amor. Pero estemos atentos de no perder el enfoque, no vaya a ser que terminemos celebrando otra fiesta distinta a la que Dios quiere celebrar con
nosotros.
Queda muchísimo por decir en este fascinante tema, pero por ahora lo dejamos hasta aquí.
Queda muchísimo por decir en este fascinante tema, pero por ahora lo dejamos hasta aquí.
Hace aproximadamente 3 años que
no escribía en este blog pero por alguna razón deseo retomar este proyecto de
compartir la fe con todos aquellas de buena voluntad que quieran compartir y
reflexionar conmigo este y muchos otros temas.
Bendiciones
en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén